«Un frío de nieve»: pensamientos aleatorios durante un viaje a Japón

Jessica Au es una autora asiático-australiana que ha sido galardonada por esta novela

No sé si debe ser por el calor del verano, pero durante esta época estival siempre recurro a libros cuyos títulos evoquen algo que me transporte a lugares más fríos. Ya pasó con Amor de invierno, y ahora Un frío de nieve.

Tenía la esperanza de que este me llevara a paisajes nevados de Japón, y admito que me ha dejado fría, pero no de la manera en la que me esperaba. Lo he leído con mi querida Rosario (@srta_devoralibros) porque las lecturas conjuntas con ella me enriquecen más. Y menos mal, porque estoy segura de que este libro, de poco más de cien páginas, no lo hubiera terminado si no lo hubiera estado leyendo con ella.

¿Pero tan malo es?

No diría que es malo. Tampoco que no fuera para mí.

En mi caso —porque solo puedo hablar por mí— creo que me falló la ejecución.

El libro comienza extraordinariamente bien. En el primer cuarto (unas 25 páginas), Rosario y yo comentamos durante más de una hora sobre los posibles temas, los caminos que se abrían y la extraordinaria forma de narrar que tiene esta autora.

Comienza tratando temas complejos como la relación entre madre e hija, la distancia que hay entre ambas y parece decirnos que el viaje que hacen es una forma de acercarlas. No hay altibajos pronunciados, la madre no tiene un oscuro pasado, ni ella tampoco. Como dice la contraportada, «está constantemente imbricado con lo cotidiano». Además de esta distancia, podemos apreciar otros temas subyacentes como la maternidad, el paso del tiempo, la barrera idiomática en una misma familia o la importancia de los recuerdos.

Pero a partir de este punto, el libro se vuelve extraño. Las siguientes cincuenta páginas están compuestas de recuerdos cotidianos de personajes que no son activos en la trama —la hermana, el marido de la protagonista, su profesora de universidad—, y nos perdemos un poco en la historia. De repente, no sé a dónde quiere llegar con esas escenas.

Un frío de nieve
Traducido por Regina López Muñoz

No tenía claro si nuestra madre estaba allí conmigo porque quería o si lo hacía por mí.

Lo que nos interesaba, es decir la relación con su madre, se mantiene en un segundo plano y no entendemos por qué. ¿No era ese el motivo del viaje? ¿Por qué de repente nos habla de sus años universitarios?

Sí, todo está enlazado, pero hay historias de personajes tan externos que se podrían haber resumido en pocas líneas y volver a lo central: ¿cómo lo está pasando la madre? ¿Por qué se separan en un punto del viaje? ¿Está justificado?

En este punto, mil dudas nos asaltan como lectoras. Y llegamos a las últimas páginas. Hemos escuchado a la protagonista, sus recuerdos, pero de vuelta a un sitio conocido, es como si todo hubiera cambiado de nuevo. Aparentemente, hay algo que se ha solucionado, o nos da esa impresión, pero no sabemos muy bien por qué. Incluso la madre ha cambiado. No nos queda claro cómo se ha arreglado esa distancia entre ambas, pero estamos ante un nuevo escenario, aquel que nos lleva al inicio del viaje, y comienza a ser lo que pretendían que fuera.

Me sentí como si la autora hubiera escrito las primeras 25 páginas y las 25 últimas y el resto fuera relleno. Lo cual es mucho, porque estamos hablando de la mitad del libro.

Y me da rabia.

Porque la forma de narrar es buena. Tiene un buen fondo. Pero tengo problemas con el desarrollo, y me da la sensación de que si se hubiera tratado de otra forma, podría haber llegado a ser un de mis libros favoritos del año.

No dejaría de recomendarlo porque al fin y al cabo son opiniones personales. También creo que si no te importa tanto una estructura lógica de introducción, nudo y desenlace, es posible que este libro pueda llegar a gustarte. Creo que dentro de unos años le volveré a dar una oportunidad. Tal vez envejezca mejor.

Leerlo…

→ Si te atrae la literatura de la diáspora.
→ Si no te importa tanto la trama y quieres disfrutar de una narración bella.
→ Si tienes curiosidad por ello.

Yo nunca había deseado especialmente tener hijos, pero por lo que fuera ahora contemplaba esa posibilidad, tan encantadora y escurridiza como un poema. Otra parte de mí se preguntaba si tenía algo de malo no saber, no estar segura


 

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Ficha técnica

Un frío de nieve, de Jessica Au

Traducido por Regina López Muñoz
📗 Siruela (2024)

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